El día veinte de abril
mientras en Misa Mayor
tuvo el Señor del Socorro
un hermoso resplandor.

Era una estrella brillante
bajada del alto cielo
se le fijó en su cabeza
para que lo viera el pueblo.

Los rayos del sol traía,
de la luna su limpieza,
y se le quedó fijada
por cima de su cabeza.

Toda la gente lloraba,
hombres, mujeres y niños,
en ver que manifestaba
el Señor tan gran prodigio.

Tuvo lugar en Trasierra
una eficaz alegría
al ver aquella grandeza
que su Magestad tenía.

Al momento dispusieron
bajar a Nuestro Señor
y colocarlo en su anda
y sacarlo en procesión.

Fue acompañado de todos
con mucha veneración
y también su dulce Madre
en ella le acompañó.

El señor Cura González
con una gran devoción
estaba diciendo misa
en el altar del Señor.

Atónito en el altar
quedose el comendador,
al ver aquella grandeza
que manifestó el Señor.

Este pueblo de Trasierra
se puede llamar dichoso
pues está patrocinado
por un Señor Milagroso.